Raiz sin fin
SIN ANTES NI DESPUÉS, POR ENCIMA DEL TIEMPO, A TRAVÉS DE LOS CICLOS, LOS SIGLOS Y LAS EDADES
Este texto atestigua los principales aspectos de la investigación práctica en el campo de las raíces rituales del arte, emprendida por Maud Robart durante muchos años, junto con participantes de diversas nacionalidades y disciplinas. Nacida en Haití, Maud Robart toma los elementos clave de su exploración de las liturgias danzadas y cantadas del patrimonio vudú afro-haitiano.
¿De qué manera se puede llegar a presentir la esencia de lo que sobrevive en estas prácticas ancestrales?
La visión que tenían los antiguos africanos de la creatividad* se formó con la savia nutritiva del sentimiento cósmico. Por encima del tiempo, esta visión sigue manifestando, a través del dinamismo de sus formas, incluso derivadas, la huella del vínculo sagrado entre el arte, el ser humano y la Vida...
¿Puede este vínculo seguir siendo cuestionado en la cultura actual?
La siguiente exposición dibuja los contornos de la metodología y los medios de investigación propios de este viaje exploratorio, directamente a través de la vibración de los cantos y movimientos.
La práctica respetuosa de los principios de la tradición oral contribuye a dar a conocer la coherencia y la eficacia de estas antiguas técnicas rituales basadas en el canto y la danza. Estas portan una forma de conocimiento que se revela en el secreto de los sonidos, los ritmos, los movimientos y los efectos que producen. El despertar de los sentidos y la percepción pura son, junto con las energías de la vida, la fuente inmediata de este conocimiento.
Más allá de la dimensión estética, la investigación acoge visiones y sensibilidades plurales, atravesadas por interrogantes esenciales sobre el ser humano, comunes a las esferas de lo creativo, lo religioso y lo científico...
LOS MEDIOS PRÁCTICOS
Están constituidos por un corpus fuente, por nuevos instrumentos que emergen de la práctica misma y que determinan su evolución, y puntualmente por la intervención de elementos técnicos externos.
El corpus fuente
Una selección de cantos, relacionados con el culto Rada y sostenidos por el ritmo yanvalou, representa los principales instrumentos de esta exploración. Se cantan a capela. Los sistemas de movimientos que les están intrínsecamente ligados son inducidos espontáneamente por el propio canto. Estos movimientos son la manifestación de la energía interna que conduce tanto la dinámica del canto como los impulsos del cantante.
De este corpus inicial surgen las siguientes prácticas: ciclos de sonoridades vocales repetitivas, palabras con carácter de encantación (que permiten tomar conciencia de la fuerza vibratoria de las palabras en su relación con el sonido y el ritmo), marchas danzadas, estructuras de acción colectiva...
¿Por qué el Rada?
El ritual Rada, siendo el más antiguo de todos los ritos del vudú afro-haitiano, es el que ha mantenido el vínculo más directo con el África ancestral. Según la experiencia de Robart, el majestuoso ritmo yanvalou que acompaña los cantos —en virtud de su principio rítmico y cíclico: impulso-acento-suspensión-caída-reposo— nos conecta armónicamente con la energía salvadora de las profundidades, con aquello que la vida da directamente.
La evolución de la práctica
La evolución ocurre naturalmente porque se basa en una capacidad singular de evolución espontánea de los elementos de la práctica y también en su calidad heurística. En efecto, estos instrumentos ofrecen la posibilidad de emprender la investigación que ellos mismos suscitan en múltiples niveles, despertando las habilidades apropiadas para tal fin: un proceso vivido, en el cual la transmisión, la creación y el saber hacer se fusionan.
1. Surgimiento de nuevos instrumentos**
El repertorio básico no esta fijado, pues la naturaleza de los medios que lo constituyen es de fuego. En el juego de interacciones complejas inherentes al contexto en el que se inscribe, puede expresarse un potencial latente, una especie de manifestación de una energía inesperada en busca de su forma propia. Cuando esto ocurre, estos fenómenos son canalizados, y las nuevas estructuras activas que resultan de ellos se incorporan a la práctica, ya que después de ser evaluadas revelan todas las cualidades de un instrumento tradicional.
2. El arte de crear vínculos entre elementos de diferentes culturas
Como podría decir Claude Lévi-Strauss, es precisamente porque la cultura haitiana es ya el fruto de un sincretismo exitoso que puede ofrecer un terreno privilegiado para la expresión espontánea de estas organizaciones nacientes mencionadas anteriormente.
Por las mismas razones, la atención de Robart también se abre naturalmente a las correspondencias entre disciplinas tradicionales.
Así, aportes técnicos externos, cuya eficacia es reconocida para favorecer la relación consciente con el cuerpo, la voz, el ritmo y el espacio, puntualmente se asocian al corpus fuente. Se trata, por ejemplo, de principios simples de educación somática que favorecen el dominio del cuerpo en movimiento, de elementos tomados del yoga o de otros soportes similares de técnicas antiguas que consideran el cuerpo como una entidad de relación en constante intercambio con el mundo. Y, eventualmente, para añadir complejidad a una acción individual o colectiva, pueden ser también fragmentos de escritos antiguos que superan el nivel profano del lenguaje. En resonancia con el trabajo, estas integraciones pueden poner en evidencia, en el crisol de la experiencia sensible, la relación de correspondencia entre una expresión verbal y una acción física significativa.
La pluralidad de estos préstamos no tiene nada de heterogéneo, de fortuito. Cada uno en su especificidad, a través de una diversidad de experiencias, invita a descubrir por sí mismo lo que constituye el fundamento y la base de las técnicas tradicionales, el vínculo común que ciertas prácticas tienen entre sí.
Una visión general de la práctica exploratoria
El trabajo llevado a cabo con un núcleo de participantes comprometidos a largo plazo ha permitido abrir nuevas vías de exploración, penetrar más profundamente en la particularidad de ciertos elementos de la práctica; los instrumentos que de allí emergen tienen cada uno un nombre y una misión precisa.
A manera de ejemplo, podemos citar:
La marcha que te danza. Impulso fundador del ser humano, la marcha encarna un gesto originario que estructura nuestras vidas y pulsa el ritmo de nuestras acciones desde siempre. Presente en las expresiones artísticas de culturas tradicionales a través de danzas codificadas asociadas con la voz y la música, revela una arquitectura rítmica hecha de simetría, sencillez y repetición. En las tradiciones rituales, bajo formas de peregrinaciones, procesiones y deambulaciones, abre caminos hacia otros posibles. La marcha que te danza explora este acto fundador a través de diversos tipos de marchas: naturales, arquetípicas, marchas danzadas, danzas marchadas y otros patrones activos de pasos rítmicos – que han sido aislados de las danzas del vudú –. Pero aquí, estas marchas se practican en un silencio total, sin voces, sin cantos ni instrumentos musicales, donde solo el ritmo interior sostiene y guía el movimiento. En este fondo de silencio, actúa el principio integrador de la repetición. En la aparente monotonía de patrones rítmicos, toma cuerpo un proceso de transformación, que conduce al descubrimiento de que toda forma surge del fondo vivo que la anima.
El Cuerpo Escuchante. En la fuente de la experiencia corporal. La exploración del canto y del movimiento de tipo arcaico se realiza en la actualidad viva de la experiencia, en favor al cuerpo escuchante. A lo largo de los años, se ha desarrollado una práctica física adecuada a este enfoque con participantes comprometidos y mediante una metodología basada en el retorno a lo elemental y originario. Un ciclo de ejercicios específicos y movimientos de dinámicas diversas solicita la eclosión de otra sensibilidad, dando acceso a otro modo de ser... el proceso conduce a la conciencia de la vida sutil del cuerpo. La atención puesta en lo simple y palpitante dentro de nosotros despierta el cuerpo escuchante.
Sonoridades rítmicas. Las sonoridades rítmicas en el trabajo de Maud Robart invitan a personas de culturas distintas a experimentar el ritmo del otro como si fuera el propio. De hecho, los principios rítmicos musicales pueden variar considerablemente de una cultura a otra. En la música africana, el poder del ritmo es un elemento notable; esta propiedad se ha transmitido a los cultos derivados de África ancestral. En Haití, los cantos, caminos de los misterios, alcanzan su naturaleza integral en la estrecha fusión de melodía y ritmo. Con Maud Robart se canta a capela. Para los participantes de otras culturas, cada uno con sus propias referencias rítmicas, no siempre es fácil, en ausencia de percusión inmediata, captar la estructura rítmica que permite que el canto se mantenga erguido; pese al encanto sublime de la melodía, sin esa estructura todo se diluye en una interpretación endulzada, reduciendo el canto a una suave y simple canción criolla. Las sonoridades, serie de sílabas cantadas y sincopadas, sacan a relucir la dinámica del sonido. Estas sonoridades se crean a partir de los patrones rítmicos más elementales que animan las polirritmias presentes en los rituales de origen. De este modo, las sonoridades mantienen el aspecto melódico y el sentido de las palabras en segundo plano; a través de su alegre agitación, invitan a la habilidad innata de jugar vocalmente con pequeñas células simples de sonidos repetitivos y de enlazarlas. El participante gana en autonomía. Mediante este desvío, aprende a desarrollar una relación perceptiva sutil con la materia sonora, a conectarse con confianza con la fuerza pulsante del canto, en concierto con el todo.
Salutación. Erguido en su verticalidad, el que saluda explora los complejos efectos de un movimiento dinámico que consiste en girar rítmicamente sobre sí mismo. Cada giro hacia la derecha es seguido de un giro hacia la izquierda, en una sucesión alternada de espirales. La manifestación del flujo de energía generado de esta manera se organiza en torno a un patrón claro de orden simultáneamente rítmico, mental y afectivo, cargado de sentido. Al intensificar el sentimiento de participación en las leyes eternas del ritmo, la vibración y la armonía, esta estructura en espiral nos vuelve a colocar, mediante una alquimia misteriosa, en nuestra paz interior, reflejo de la Gran Paz que llena el cosmos.
La medida de las palabras roza lo inexpresable. Este espacio de investigación ofrece a los participantes, inmersos en la oralidad de la práctica, la oportunidad de interrogar, mediante la escritura, la huella que la experiencia vivida ha dejado en ellos. Debido a su naturaleza fluida, esta experiencia es imposible de articular en su totalidad. Tomar la medida de las palabras para lograr restituir, aunque sea una resonancia del proceso experiencial, es un ejercicio de reto intelectual y humano.
LA TECNICIDAD DEL ENFOQUE
Toda la presentación permite vislumbrar que esta investigación se cuestiona sobre aquello que todos los seres humanos tienen en común, la relación íntima con la vida. Los niveles superiores de la Vida pueden abrirse a todos. Para responder a esta llamada no se requiere ningún conocimiento previo. Estar presente en la simplicidad, enfrentarse a los hechos sin fabular, sentir, eso basta: todo en la acción se realiza a través de la escucha intuitiva.
Guiado por una atención desinteresada, este movimiento hacia un estado de presencia libre de condicionamientos, que podría llamarse: “convertirse en el oyente que ya eres”, atraviesa todos los peldaños de la práctica. El canto, al igual que la recepción del ritmo y de las vibraciones, así como la relación misma, no existen sin escucha. El secreto de la “participación” reside en este proceso de apertura que es la escucha.
El verdadero oyente entra en una actitud receptiva y descubre, en la intensidad del silencio, este estado de percepción global en el que todos los sentidos se fusionan. Entonces puede adentrarse en esta investigación abierta hacia lo desconocido, tocando quizás esos límites experienciales que la fenomenología apreciaría explorar en contexto.
La naturaleza inclusiva y no violenta de la escucha revela una pedagogía muy fina: en eso consiste la tecnicidad del enfoque.
Y, sin embargo, esta afirmación no debe hacer creer que existe una técnica específica para convertirse en oyente. Solo escuchando uno se convierte en oyente.
POTENCIALMENTE…
Esta praxis invita a investigadores independientes, de todas las disciplinas, a dar el paso hacia lo que va más allá de las técnicas y métodos establecidos, antes del plano mental-verbal, a fin de preservar un espacio sin limitaciones, dedicado a acoger ese yo no sé qué*** que puede nacer de esta conjunción. Para respetar la integridad de la investigación, el motor del esfuerzo creador es entonces un acto de riesgo libre de toda expectativa de resultado. El sentido de fondo de esta propuesta, apelando a las capacidades de interacción, es la pedagogía misma del encuentro.
Esta invitación encuentra su fuerza en la voluntad de dejar emerger todos los potenciales de la situación, tomando el tiempo necesario.
Elementos artísticos de este tipo sirven como soportes apropiados para el despertar de las dimensiones sutiles de los sentidos y del ser en un presente vibrante, sellando la coherencia entre pensamiento y acción. Por ello, se puede tener la hipótesis de que las condiciones aquí reunidas, puentes tendidos más allá de las disciplinas, son propicias para el ejercicio de tal encuentro y favorecen la fusión eficiente —sin confusión de planos— de las diferencias, mediante el juego de fenómenos de resonancia analógica, imprevisibles, que pueden generarse.
Esta investigación expresa la aspiración a aproximarse a una “verdad redonda” no para demostrarla, sino más bien para sentirla como una intuición, capaz de llevarnos —ya sea mediante una conversión suave o la sorpresa de un “destello experiencial”— a la simplicidad originaria.
* Aquí, la creatividad en su dimensión metafísica expresa la función originaria del arte: la de vincular al ser humano con las grandes fuerzas cósmicas, de ayudar a la vida a continuar...
**El proceso de incorporación de uno de estos nuevos instrumentos está relatado en el texto de Cristina Baruffi La Odisea Salutación.
*** Vladimir Jankélévitch, *El yo no sé qué es y el Casi nada*, París, Presses Universitaires de France, 1957.
Présenté par Maud Robart